LA LUNA
Dicen que la luna es un satélite natural de la
tierra, que tiene un diámetro de 3.474 km, que tiene una superficie de 38
millones de kilómetros cuadrados, que está a 384.400 km de la tierra, y que la
influencia gravitatoria de la luna produce las mareas. Sin embargo, yo creo que
la luna juega con la tierra, se persiguen y juegan al escondite. Por ese motivo
vemos a la luna de diferentes tamaños y formas. En ocasiones se deja ver
completamente y, en otras, la vemos crecer y empequeñecer al esconderse. Sospecho
que viene a bañarse en el mar y hace que suba el nivel del agua. Debe de ser un
placer ver cómo se baña y chapotea. Dirán que esto no es verdad, que es irreal
y hasta romántico. Pero, ¿qué más da? Me gusta pensar así, a mí también me
encanta jugar con la luna. Esos 384.400 km que nos separan me permiten poder
jugar con ella. Por las noches me siento a contemplarla, me dejo hechizar por
su luz e intento crear dibujos o formas con sus sombras. Aunque lo que más me
gusta hacer es estirar el brazo para cogerla con mi mano. Con dos dedos, como
si de una pelota se tratara, la redondeo y la acaricio. Sé que ella nota mis
caricias, que le encanta que juegue con ella y que se mece entre mis dedos. Se
crea un momento muy especial entre las dos. Nos conectamos y, secretamente, nos
entendemos. La luna es un ser muy especial que, en silencio, ayuda a todo el
mundo. Pensamos que de día no está, simplemente, porque no la vemos. Nada más
lejos de la realidad, ella continúa ahí, siempre nos acompaña y, a su manera,
nos guía. Es extraordinario que un ser tan maravilloso nos quiera y sea una
compañera de camino. La vida tiene estos encantos que están a la vista de
todos. En realidad, unos quieren ver y disfrutar mientras que otros no lo saben
apreciar. Sí, me gusta lo que veo y lo disfruto, aprovecho lo que la tierra me
da. ¿Qué le voy a hacer? Yo te lo diré: “jugar con la luna”.
A.Machancoses
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