domingo, 6 de septiembre de 2015





MEMORIAS DEL SOL


¿Qué pensará el sol de nosotros? ¿Cuántas cosas nos podría contar? Existe desde el principio del mundo y, seguramente, habrá sido testigo de infinidad de momentos de la historia de la humanidad. Qué no daríamos por saber cómo se ve nuestro mundo desde la perspectiva de la distancia y sabiduría de una estrella. Quizá nos podría hablar de nuestros abuelos o bisabuelos, de sus vidas y aventuras. O quizá de las grandes proezas que ha conseguido el hombre, ya que también ha hecho cosas buenas en el mundo. ¿Qué no habrá visto el sol?
Sí, el sol también tiene recuerdos y tiene memorias que escribir. Está desde mucho antes que nosotros y recuerda sus vivencias. Unas las recuerda con más cariño que otras pero en todas deja su huella de amor incondicional. Nos parecerá difícil de admitir pero nos observa y nos cuida. Entre uno de sus recuerdos, en su memoria, está el mundo cuando las personas vivían en plena naturaleza. En aquella época no existían las casas todavía, las personas habitaban los bosques, las montañas, los valles, allí donde se pudiese tener alimento y algo de cobijo. El sol veía su vida, los observaba y les daba su calor y su aliento para seguir adelante. Confiesa que él no sabía que el hombre un día empezaría a construir, que no esperaba que se escondieran de ese modo. A medida que la humanidad construyó casas las personas estaban más tiempo escondidas que a su lado. Las horas en las que podía estar con ellos y ayudarlos se vieron reducidas. Brillaba sin cesar pero las personas cada vez estaban menos en contacto con la naturaleza. Sus caras cambiaron y sus energías se vieron también influidas por ese nuevo estilo de vida. El sol no sabía qué hacer, quería llegar como siempre hasta ellos, tenía que pensar en una solución para seguir cuidándolos. Efectivamente, la encontró. Desde entonces el sol emite dos clases de rayos solares, por un lado nos hace llegar los dulces y tenues que van con nosotros por las calles y, por otro lado, emite otros rayos mucho más fuertes para calentar las casas y que su fuerza y energía llegue dentro de las enormes construcciones. La época del año en la que más disfruta el sol es en la temporada de verano, por ese motivo, para disfrutar durante todo el año el calor no tiene lugar al mismo tiempo en todo el mundo. No nos extrañe que existan sitios donde en navidad se pueda ir a la playa. El sol sabe el por qué y sonríe.

 A.Machancoses






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