LA VIAJERA
Sí, me dicen que soy una viajera. La verdad es que
me encanta viajar. Siempre estoy de viaje, no importa que sea de día o que sea
de noche. Cuando viajo de día voy saludando a los lados, hago un gesto a los
que se quedan atrás con una gran sonrisa. De tanto viajar todas las caras me
suenan y todo el mundo me es conocido. Me gusta sonreír y decirles con los ojos
que voy alegre. No todo el mundo está contento pero, al menos, durante esos
segundos que dedican a pensar quién soy, se olvidan de todo. Muchas veces miro
hacia el cielo y me quedo mirando el sol. Me gusta sentir su calor y, a veces,
creo que me mece. Cuando viajo de noche es espectacular. Voy mirando las
estrellas que, con su brillo, me van guiñando el ojo. Nos conocemos ya, y me
preguntan a dónde voy. Lo que más me fascina es que siempre están. Son como un
amigo al que siempre puedes acudir. También miro la luna, que no siempre está
igual. Creo que ella también viaja como yo y por eso va cambiando. A veces es
redonda y grande, otras veces adelgaza y tiene forma de barca. ¿Sabes? La barca
puede estar hacia arriba o hacia abajo. Sin embargo, siempre es alegre y simpática.
Suelo hablar con ella, para mí es como una hermana mayor que te da buenos
consejos. Eso sí, me los da si le pregunto. En este viaje voy al mar, allí
tengo a cientos de amigas y amigos con los que voy coincidiendo. Cada cual
tiene su camino pero siempre coincidimos en algún lugar y nos contamos nuestras
historias. No sé después del mar dónde iré, probablemente me vuelva a evaporar
y vuelva al cielo. Volveré a volar, estoy segura. Ahora voy por un rio precioso
que nos lleva en su regazo, nos cuida y nos mima. Falta poco para llegar, nos
lo ha dicho un pájaro. Por eso me dicen que soy viajera. Yo no creo que sea
viajera, yo creo que fluyo con la vida y me dejo llevar. De todos modos, algo
sí que hago: “disfrutar”. Cada momento es especial, cada lugar tiene su encanto
y, seguramente, todo te lleva hacia algo.
- Machancoses
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